EN FAMILIA, REP. DOMINICANA
- eugegadsden
- 14 may 2019
- 4 Min. de lectura
Dominicana fue un puerto donde tuvimos “homestay”, es decir que nos quedamos en casas de gente local. Trabajamos con una organización llamada “Mahatma Gandhi” que se ocupa de pintar casas para gente que no puede hacerlo por sus medios y también a reconstruir o remodelar centros comunitarios. Class Afloat ha trabajado con ellos ya varios años y este ciclo gracias a todos los alumnos y tripulantes del barco lograron llegar al numero de 4000 voluntarios desde el inicio de la fundación.

El primer dia nos llevaron a una cascada llamada “el limón”. Primero comimos en un bufete que prepararon para nosotros de comida tradicional Dominicana y de ahi emprendimos una caminata hacia la cascada. El agua estaba helada pero aun así todos nadamos. Caminamos por otro lado para el regreso y subimos una montaña justo enfrente de la cascada para poder verla completa desde el otro lado. Ahi vimos el sol meterse detrás de las montañas y los colores añadían a la vista que teníamos de frente.

La noche nos empezó a ganar mientras caminábamos y cada vez era mas difícil avanzar. El camino que tomamos era mas largo que el original y en una de esas una de las alumnas (emma) se torció el tobillo mientras cruzábamos un riachuelo. No podía caminar muy bien y el regreso iba a hacer difícil, pero como siempre Cody, nuestro director, encontró una solución. De la nada llego con un caballo que pidió prestado en una casa cercana! todos estábamos atónitos, pero mi parte favorita fue cuando todos estábamos esperando para ver como solucionarían y de la nada sale Emma montando a caballo por detrás de la colina y todos abrimos camino para que el caballo pasara. Todos caminamos como escolta atrás de ella y su caballo hasta llegar una vez mas al inicio del camino.

En la noche nos llevaron a la calle principal y comimos en un restaurante de pizza frente a la playa. Es una calle de locales y restaurantes muy linda, iluminada con las luces de los restaurantes y hotelitos. Esa misma noche todos fuimos asignados a un pueblo, se rompió la taza y todos para su nueva casa.
A mi me toco en un pueblo en las montañas, fueron 30 minutos en el coche e iba con 9 chavas. Nos dividieron en 3 casas diferentes, yo estaba en la principal porque era la única que hablaba español, me la pase de traductor todo el puerto. Conocimos a la familia mejor en la mañana, nuestros anfitriones eran Cristina y su esposo Martin y sus dos niñas, Sara de 12 años y Angela de 5. Margo la mama de Martin vive con ellos porque su esposo falleció y con ella hicimos el desayuno esa misma mañana. Nuestros trabajos asignados fueron bastante sencillos, el primer dia solo pintamos casas, nos dividimos en grupos de 3 y cada quien tuvo todo el dia para pintar una casita con un intermedio para comer. Aunque el trabajo era fácil y alguien más podría hacerlo mejor y mas rápido, el objetivo de la fundación es que podamos convivir con la gente del pueblo, darnos una idea de las condiciones en las que viven las personas ahi y también para tener una experiencia que nadie te arrebata. Mientras pintábamos las casas teníamos un club de admiradores, había chivatos por todos lados, las comadres del vecindario sacaban sus sillas y se sentaban en el patio y todos los vecinos estaban al rededor ayudándonos o platicándonos mientras pintábamos. Lo importante aquí es el impacto que dejamos, la gente a la que tocas y la que te entrega mas de lo que esperas. Aprender de la gente alrededor fue la mejor parte de nuestro tiempo en dominicana. Ese mismo dia en la noche una de las vecinas nos invito a bailar bachata y cumbia a su casa. Estuvimos ahi como 2 o 3 horas bailando a todo lo que da. Ella nos enseñaba pasos de baile y fue muy divertido.

Al día siguiente ayudamos a arreglar el centro comunitario y el parque del pueblo. Arreglamos los columpios y pintamos todo lo que se nos cruzara por los ojos. Al final quedo muy lindo y todos los niños del pueblo nos ayudaban a mover cosas y recoger basura. En la noche nos llevaron a un pueblo cerca llamado “Narajitos”, se podia ver desde nuestra montaña en la montaña de enfrente. Ahi nos reunimos con mas alumnos que estaban en pueblos cerca con todas nuestras familias anfitrionas. Hubo comida y música y bailamos y cotorreamos acerca de nuestras aventuras con todos. Cristina nos saco a bailar y las niñas también bailaban con nosotras, fue una noche especial.
La siguiente mañana era tiempo de partir, varias de nosotras trajimos regalillos para darles en agradecimiento y así nos despedimos de nuestra hermosa familia que nos recibió en su casa con mucho cariño. Fue una experiencia muy cálida, la gente de Dominicana es de sangre caliente como dicen de los latinos. Se notaba el cariño con que nos recibieron y siempre estaban pendientes de que no nos faltara nada.

Ese dia tuvimos tiempo de shore leave, es decir tiempo para conocer la ciudad y provisional antes de regresar al barco. Nos reunimos después todos en un restaurante y después de comer todos fuimos a la playa. La playa era hermosa, el color del agua era super claro y la aren amarillenta y polvosa, las fotos no hacen justicia. Ha decir verdad, República Dominicana ha sido la vista mas bonita en todos los lugares que hemos anclado o atracado. Toda la isla es verde tropical y abunda de palmera, muuchas muchas palmeras. Cada isla a la que hemos ido la vista ha sido muy distinta, aunque uno pensaría que todas las islas se ven iguales es mentira. A la distancia podrán verse muy parecidas pero una vez que estas cerca se puede notar la diferencia de vegetación, de altitud y el color del agua varía al igual que los tonos. Es fascinante poder comparar otros lugares con lo que estas viendo de frente.
En fin este fue el final del puerto, se nos acabó. Ahora regresamos al barco con ganas de quedarnos pero con otros incentivos para seguir peleando. Siguiente parada: Habana, Cuba. Hasta entonces,
Eugenia
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